viernes, 4 de noviembre de 2011

Soliloquios y mandangas. Parte 1

Quizá el alma de Pan de higo está tejida por esas bandas de los 70-80 donde el rock elaborado con diferentes intensidades y texturas concentradas en canciones de larga duración, marcaban la pauta y generaban auténticos himnos del rock. Todo eso mezclado con el rock patrio, el respeto y la distancia por carencias obvias que nos merecen bandas como Rush, Dire Straits, Pink Floyd y un largo etcétera, nos ha llevado a un equilibrio.



Dicho equilibrio nos lleva a la historia de Soliloquios y mandangas, dividida en tres partes compuestas por las canciones Soliloquios y mandangas, Las lágrimas de Minerva¿Qué vas a hacer con tu piel?. Cada una de ellas es independiente, pero si las unimos hacemos un solo tema de unos 18 minutos con diferentes texturas pero con la misma armonía donde el nexo de unión pasa por el Sol mayor. Las tres partes están ubicadas en los dos primeros discos. La primera da título al primer disco y las otras dos en el disco Enemigos del silencio, es en directo cuando las tocamos juntas buscando ese espíritu inicial del denominado rock sinfónico.

Esta "trilogía" habla de las relaciones humanas y personales en diferentes aspectos de la vida y como cambian según su estatus o posición en respecto a la otra persona. La historia se centra en la figura de Minerva, encontrando en ella diferentes actitudes en diferentes situaciones de su vida.

La primera parte es Soliloquios y mandangas donde Minerva encuentra solución a uno de los problemas más o menos común pero bastante perseguido y publicitado por los diferentes medios de comunicación, los malos tratos, tanto físicos como psicológicos y es ahí donde empieza esta historia. Con una frase contundente como "...al salir el Sol, ya no estarás..." donde argumenta el porqué y pone en práctica todos esos soliloquios o pensamientos que surgen después de cualquier hostia, quizá las más dolorosas las psicológicas. Un simple adiós, a veces hacer lo fácil, es lo más tremendamente complicado.

Minerva se despide de una vida cerca de una persona de corte moral de disciplina y patrones marcados por religiones que contenplan el perdón divino como la máscara para poder hacer lo que la ética nunca les permitiría, nisiquiera levantarse por las mañanas y mirarse al espejo. Minerva aún así tiene que argumentar y explicar para sentirse bien con ella misma, y lo hace con rabía, quizá por la desesperación o quizá por la compasión que siente de ella misma.

Soliloquios y mandangas (2004)

Al salir el sol ya no estarás
viajarás al mundo de la soledad,
y no serás capaz de sentirte igual
y no dará lugar, a saltarse la verdad.

Marionetas entre metas de vulgaridad
pizpiretas de viscosa mediocridad,
y entonces Satanás conmigo bailará
y por la infinidad tus deseos morirán.

Soliloquios y mandangas a favor de la tentación
sacerdotes malcriados ofuscados por la oración,
borracheras para obesas de tanta humillación
trasteros olvidados por las notas de una sanción.
Sacapuntas oxidados por la rabia del ratón
anteriores misioneros, si crees en ellos, síguelos…

Síguelos…

Sólo puedo callar cuando hace falta
sólo mato las miserias de mi alma,
sólo puedo respirar cuando abro mi garganta
sólo me acuerdo de ti cuando veo las ratas morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario